sábado, 28 de junio de 2008

EL RENACER DE LA AÑORANZA




Esta historia llena de hermosos recuerdos, de humildes y bellas personas, que con amor llegaron a construir esta familia; formando la aurora de un oasis, el crepúsculo de un paraíso, para luego perderse en el ocaso de la vida, dejando sembrada sus raíces en el jardín del universo.


Pablo Juan Esaá Quero, nació en Villa de Cura, Estado Aragua en 1872, era trigueño de cabello rizo, de descendencia israelí. El Apellido Esaá, es de origen árabe y descendencia libanes; Quero, es de origen israelí y descendencia hebrea. Tenia tres hermanos: Hugo Lino, Anastasio y Hevitacio.


Manuela Melgarejo Bolívar, Nació en Tierra Negra, Güiripa de San casimiro, Estado Aragua, el 13 de junio de 1880, de descendencia Española de las Islas canarias, de piel blanca, ojos azules, cabello rubio, estatura mediana, tenia dos hermanos, Ana y Francisco. Gran Colaboradora en la construccion de la iglesia del pueblo "cargando Piedras". Le gustaba la costura y tenia gran habilidad para hacer zurcidos, era muy educada y de excelente familia. Se caso a la edad de catorce años. Formaron su hogar en las dos quebradas, en San casimiro, donde nacieron sus ocho hijos: Pablo, Felipe, Juan Francisco, Eustacio Antonio, Rafael Antonio, Petra Manuela, Guadalupe Antonia, Susana Lorenza y Guillermina Antonia, y una hija Natural por parte del abuelo, que se llamaba Maria Lucena.

Así comienza la reproducción y formacion de esta inmensa familia, que se inicia en el año 1895, con el nacimiento de su primogénita Petra Manuela. En el año de 1916 fallece el abuelo, quedando ella al cuidado de sus hijos, que con sacrificio y esmero, pero con el amor que solo una madre sabe dar, los ve crecer para luego formar cada uno su hogar en San casimiro, pueblo pintoresco, acogedor y cuna de los Esaá Melgarejo.


Rindo Homenaje a mis abuelos, que con su amor nos engrandecen a cada uno de los que hoy nos encontramos en este árbol Genealógico, formado por nueve hijos, cuarenta y seis nietos, ciento setenta y tres tataranietos, ochenta y tres choznos, haciendo un total de de descendientes entre legítimos y naturales de cuatrocientos veintiocho, para el 2002.


Semilla que sembraron con amor para luego cosechar felicidad, llenando nos de su calor como los primeros rayos del sol cuando acaricia del horizonte, abrazándolos con su poder, iluminándonos con el destello de la vida, arrullándonos con su canto de esperanza, cubriéndonos con el matiz de su dulzura a estas cinco generaciones, para darle forma a este árbol Genealógico.



  • Nota extraida del libro "Arbol Genealogico ESAA MELGAREJO" por Gloria Esaá

viernes, 27 de junio de 2008

EL TREN DE LA VIDA




Hace algún tiempo atrás, leí un libro que comparaba la vida con un viaje en tren.
Una lectura extremadamente interesante, cuando es bien interpretada.
La vida no es más que un viaje por tren: repleto de embarques y desembarques, salpicado de accidentes, sorpresas agradables en algunos embarques, y profundas tristezas en otros.
Al nacer, nos subimos al tren y nos encontramos con algunas personas las cuales creemos que siempre… estarán con nosotros en este viaje: nuestros padres.
Lamentablemente la verdad es otra.
Ellos se bajarán en alguna estación dejándonos huérfanos de su cariño, amistad y su compañía irreemplazable
No obstante esto no impide a que se suban otras personas que nos serán muy especiales.
Llegan nuestros hermanos, amigos y esos amores maravillosos.
De las personas que toman este tren, habrá también los que lo hagan como un simple paseo.
Otros que encontrarán solamente tristeza en el viaje…
Y habrá otros que, circulando por el tren, estarán siempre listos en ayudar a quien lo necesite.
Muchos al bajar, dejan una añoranza permanente…
otros pasan tan desapercibidos que ni siquiera nos damos cuenta que desocuparon
el asiento.
Es curioso constatar que algunos pasajeros, quienes nos son más queridos, se acomodan en vagones distintos al nuestro.
Por lo tanto, se nos obliga hacer el trayecto separados de ellos.
Desde luego, no se nos impide que durante el viaje, recorramos con dificultad nuestro vagón y lleguemos a ellos...
Pero lamentablemente, ya no podremos sentarnos a su lado pues habrá otra persona ocupando el asiento.
No importa; el viaje se hace de este modo; lleno de desafíos, sueños, fantasías,
esperas y despedidas... pero jamás regresos. Entonces, hagamos este viaje de la mejor manera posible.
Tratemos de relacionarnos bien con todos los pasajeros, buscando en cada uno,
lo que tengan de mejor.
Recordemos siempre que en algún momento del trayecto, ellos podrán titubear y probablemente precisaremos entenderlos…
Ya que nosotros también muchas veces titubearemos, y habrá alguien que nos comprenda.
El gran misterio, al fin, es que no sabremos jamás en qué estación bajaremos,
mucho menos dónde bajarán nuestros compañeros, ni siquiera el que está sentado
en el asiento de al lado.
Me quedo pensando si cuando baje del tren, sentiré nostalgia... Creo que sí.
Separarme de algunos amigos de los que hice en el viaje será doloroso.
Dejar que mis hijos sigan solos, será muy triste.
Pero me aferro a la esperanza de que, en algún momento, llegaré a la estación principal y tendré la gran emoción de verlos llegar con un equipaje que no tenían cuando embarcaron.
Lo que me hará feliz, será pensar que colaboré con que el equipaje creciera
y se hiciera valioso.
Amigos…hagamos que nuestra estadía en este tren sea tranquila, que haya valido la pena.
Hagamos tanto, para que cuando llegue el momento de desembarcar, nuestro asiento vacío, deje añoranza y lindos recuerdos a los que en el viaje permanezcan.

Un abrazo
a cada uno de ustedes...
Feliz viaje!!!