Rasgos de su personalidad
El gran interés que despierta la figura del Líder se debe precisamente a los ribetes de su extraordinario tipo de personalidad y su halo de impenetrabilidad. Posee un extraordinario carisma capaz de envolver no sólo a las personas, sino también a las masas, además de poseer una gran oratoria gesticular muy estudiada y una capacidad de liderazgo notable.
Es en sí un individuo muy autosuficiente y solitario. Muy pocas personas integran su séquito personal, a ellos les exige lealtad a toda prueba y discreción.
Una de las características más relevantes de su personalidad es la capacidad de impresionar, encantar, manipular y subyugar a quienes lo rodean; personas que pueden ser muy fuertes y seguras en sus campos de acción, en presencia del Líder estas personalidades se ven disminuidas y manipuladas hasta el servilismo.
«Cuando está presente, todo el edificio bulle de actividad, todos corren, los teléfonos suenan, los radioespectadores no cesan de enviar y recibir notas de comunicados (...) Cuando él está ausente, todo vuelve a una monótona normalidad, es como una especie de dinamo». Hay quien lo describe como una persona que presenta dos personalidades: en una, muy considerada y afable, y en la otra, muy fría, iracunda y avasallante en extremo, apasionada y calculadora.
Un militar y Político, líder, ideólogo y fundador del Partido Único que estableció un régimen socialista recibió y ocupó sucesivamente los cargos de Jefe de Estado y Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas.
Inicio y acceso al poder
Se desempeñaba como miembro de las fuerzas militares. Como parte de sus funciones le fue encomendado investigar acerca de un naciente movimiento político. Tras encabezar un fallido intento de Golpe de estado, contra la República es condenado a prisión y recluido en un Penal. Una condena de varios años, de la que finalmente solo cumplió algunos meses.
Después de que su intento de golpe de estado fracasara, participo en las elecciones restantes. En estas elecciones, impulsados por los problemas económicos y la incipiente Corrupción de sus opositores, incremento sus votos considerablemente, convirtiéndose en el segundo partido mayor en la república, lo que mejoró su posición en los años venideros.
Luego de forjar una alianza con otros grupos políticos en el Parlamento, y en vista de que habían ganado varios procesos electorales, nombraron al presidente a conveniencia. Inmediatamente se realizaron nuevas elecciones parlamentarias, y alcanzaron la mayoría de la que se sirvieron para aprobar las leyes habilitantes, destinada a poner el poder absoluto en las manos del líder de la Revolución. La Ley Habilitante, era en realidad una serie de herramientas jurídicas que le permitía al Líder ejecutar todo tipo de actos sin miramiento a los límites legales y constitucionales vigentes cuando fuera necesario para mantener el orden en la república. Comenzaba así otra República, que la propaganda afirmaba duraría mil años.
Después de la persecución y proscripción o cancelación de todos los demás partidos y la prohibición y/o trabas para formar nuevos, los Oficialistas se convierten en el único partido político con control de los poderes del estado.
El Líder del Proceso.
Una fe ciega en un líder, y un enemigo mortal al que echar todas las culpas. Creyentes con una fe inquebrantable en el líder que, curiosamente, harán notar sus animadversiones hacia sus compañeros de partido compitiendo unos con otros por obtener los favores del Líder cuando éste ostente el poder.
Esta representación del pueblo por el líder es esencial: no supone ningún procedimiento de consulta y delegación del poder. El Líder, sostienen sus ideólogos, reemplaza a un gobierno irresponsable e impotente (el parlamentario), por otro poderoso y en el que la responsabilidad recae en una sola figura. Así, la voluntad del Líder se transforma en la ley. La aplicación de este principio resulta en formas totalitarias de control y represión, ya que cualquier oposición a los designios del Líder es, por definición, antinacional.
El régimen que se implantó ejerce un fuerte control sobre cada aspecto de la sociedad, mostrando especial interés en la educación de la juventud. Desde la infancia, se enseña a los niños a ser duros y a sufrir la lucha por ser el más fuerte, seleccionando poco a poco a unos escogidos que irán conformando una nueva élite naciente y victoriosa. La ciencia tampoco escapa a la influencia del partido que la utiliza para justificar sus ideas o para buscar nuevas armas para la guerra que se viene preparando.
El poder del Líder se consolida cuando ordena la aniquilación (política) de los principales líderes opositores, y usa fuerzas de asalto que apoyan a los oficialistas en su ascenso al poder y la persecución e intimidación a opositores.
Persecución y represión
El Líder aplica la represión contra un amplio espectro de ciudadanos: (definidos como enemigos de la nación), y todo aquello que se opusiera a la estrecha definición oficialista de la "nación".
La represión la llevan adelante prioritariamente fuerzas paramilitares creadas y fortalecidas por el régimen, y naciones aliadas, policías secretas que responden a interés del régimen, y que cuentan con una densa red de espías y delatores.
El terror se ejerce de forma directa: por medio de la censura, las agresiones físicas, los arrestos y las detenciones Forzadas.
Uso de la economía como propaganda política
Para el líder, su régimen restableció la "primacía de la política", a la cual debe someterse la economía de la nueva República. Así, las demandas de los industriales (de menores costos) se enfrentaron con la necesidad de la legitimación del régimen, dotando de cierto bienestar a los trabajadores.
Las políticas socialistas de la nación sólo pueden ser compatibles con el gasto en armamento a costa de un enorme déficit público (que se acumula año tras año) y de un control de precios y salarios, que provoca todo tipo de distorsiones e ineficiencias económicas.
El Enemigo
Para El Líder, los opositores son enemigos de la nación. Pero hay un enemigo mayor aún que se fusiona con este y con los otros posibles: los Capitalistas. Partiendo de una concepción racista, se reconstruye un estereotipo racial del enemigo.
Los opositores encarnan, para el Líder, todos los males que aquejan a la nación (oficialista): son los proletariados agitadores, los financistas avaros y los grandes industriales que exprimen al pueblo; es la prensa que difamaba a la nación, y también los débiles y corruptos parlamentarios cómplices de los humillantes tratados y de la debilidad de la nación. Son en síntesis, el enemigo, que desde el interior corrompe y contamina a la nación, debilitándola.
El opositor es el enemigo absoluto que tanto necesita el sistema totalitario para la movilización política y social, así como para distraer la opinión pública de los propios problemas.
Política exterior
El objetivo final de la política exterior es la conquista de la Región, espacio vital de la Revolución. Su imperialismo es a la vez económico y racial. El Líder sostiene que el pueblo elegido (la raza superior) debe disponer de suficiente espacio, definido como una relación entre los recursos (tierras, alimentos) y la población.
La política interior totalitaria de la República está al servicio de su política exterior expansionista. El totalitarismo crea las bases materiales y psíquicas para la conquista exterior y, al mismo tiempo, los grandes éxitos y la conciencia de la "misión" de la raza distraerían a la población de la represión interna.
Investigación sobre el Máximo líder de la Alemania NAZI Adolf Hitler.
Cualquier Parecido con algún líder político del siglo XXI es pura coincidencia